Bill Mannarelli deja de ser el jefe de un proyecto que sigue en evaluación. "Tenemos la conciencia muy tranquila", dicen a GOAL varios exdirectivos

Joan Laporta sigue reformando las bases de la estructura ejecutiva del Barcelona. En las últimas semanas, el nuevo presidente se ha puesto manos a la obra y está diseñando el que será el organigrama de su confianza para afrontar un mandato complicado, sobre todo en términos económicos. A las salidas de Óscar Grau (CEO), Román Gómez Ponti (servicios jurídicos), Albert Soler (deportes profesionales), Pere Jansà (área social) y Xavier de las Moras (seguridad), se une este lunes William 'Bill' Mannarelli, el máximo responsable del proyecto Espai Barça. Es decir, Laporta prescinde del 'capo' del nuevo Camp Nou, el nuevo Palau Blaugrana y el ya construído Estadi Johan Cruyff.

Mannarelli ha sido durante años la mano derecha del vicepresidente Jordi Moix, escogido en 2014 como Comisionado del Espai Barça tras su aprobación en referéndum por parte de los socios del club. Dentro del proyecto, el ejecutivo norteamericano fichado en 2014 tenía la última palabra. Como director, firmaba facturas y contratos y tenía derecho a aprobar una serie de operaciones, entre las cuáles está la de contratar asesoramiento externo, un aspecto que ha creado cierta polémica por las cifras publicadas por el diario "ARA" este mismo lunes: 120.000 euros mensuales a especialistas de fuera del club.

El responsable del Espai Barça también aprobó y firmó varios de los contratos cercanos a 200.000 euros que GOAL puso de relieve la pasada semana y que provocaron cierto nerviosismo tanto en el club, como en antiguos directivos de la junta de Josep Maria Bartomeu, quiénes defienden que la gestión ha sido impecable. Cada contrato superior a esa cifra queda supeditado al Comité de Adjudicaciones, presidido siempre por un miembro de la junta directiva, mientras que los acuerdos mayores a 1 millón de euros tienen que pasar siempre por la aprobación de la misma junta. En estos momentos, el Barcelona está terminando una auditoría para conocer la situación económica real de la entidad y, tal y como contó este medio, tanto los auditores como los nuevos responsables de varias áreas del club se han encontrado con una gran cantidad de contratos cercanos a esos 200.000 euros, pero sin llegar a la cifra exacta. Existen decenas de contratos de 196.000, 198.000 o 199.000 euros, una cantidad que, según la normativa interna, evita por muy poco el control del Comité de Adjudicaciones. Y, por lo tanto, también impide que ningún directivo -a menos que sea el ideólogo del contrato- conozca la existencia del acuerdo o del pago.

Consultados por GOAL, desde la junta de Bartomeu quieren dejar claro que los antiguos mandatarios "tenemos la conciencia muy tranquila". Según dicen fuentes de la anterior directiva, "todo el trabajo de Espai Barça se hacía en el Comité de Espai Barça, no en el de Adjudicaciones. Las reuniones eran cada tres o cuatro semanas, en sesiones de tres y cuatro horas. Se levantaron actas de todos estos comités y te quedarías asombrado del nivel de detalle y análisis que se hacían de todos los temas, aportando opinión financiera, económica, legal, de compras y de los propios técnicos de Espai Barça". E insisten: "El trabajo del equipo del área patrimonial hecho durante estos últimos años, consiguiendo permisos, proyectos y obras, ha sido elogiable y muy útil para el club, además de haberlo hecho con el grado de profesionalidad y honradez que corresponde".

Estos contratos nombrados anteriormente se encuentran en varias áreas, como por ejemplo la de Presidencia, la Social o la de Servicios Jurídicos, pero en especial se acumula una alta cantidad de estos acuerdos en el Espai Barça, el proyecto dirigido hasta ahora por William Mannarelli. Con el despido del ejecutivo estadounidense, Laporta ya ha echado del club blaugrana a los máximos responsables de estas cuatro áreas señaladas. A falta de conocer la auditoría completa, que se espera que se presente en la próxima Asamblea de Socios Compromisarios prevista para el final de temporada, el presidente sigue moldeando la entidad para encontrar la comodidad desde la que mandar.